Después de cincuenta y seis años de revolución es cuando por vez primera se presentó la oportunidad de sentarse, aunque en mesa ajena preparada por la VII Cumbre de las Américas, a los hijos de una misma madre, quienes por pensar y ver la realidad de manera diferente, por quererla de manera diferente, no tuvieron otra opción que separarse y convertirse en contrarios, más aun, en enemigos. Enemistad que dura más de medio siglo y que ha dejado huellas muy profundas en una gran parte de los cubanos.
Son realmente lamentables las escenas que el mundo entero ha podido presenciar en estos días desde Panamá mostrando la forma en que uno de esos grupos, el formado por los defensores del gobierno, quienes traídos desde Cuba con el respaldo del propio gobierno, arremetieron contra el grupo formado por miembros de la oposición y por los cubanos del exilio que los apoyaban, la mayoría de ellos residentes en Miami. El primer grupo intentó demostrar que es tan grande la admiración que sienten por la revolución y genuino el amor que sienten por la patria, tan seguros de lo justa de su posición, que no dieron lugar al diálogo, impidiendo con su gritería y actitud arrogante que deja mucho que desear, el encuentro con el grupo que sin duda representa a la verdadera sociedad civil. Su gran logro fue dejar ver una vez más la intolerancia del sistema que defienden, así como una imagen muy estropeada de lo que según ellos es la sociedad civil cubana, cuando todos los que conocen como funciona la maquinaria política en Cuba saben que es pura mentira y que no son otra cosa que tentáculos del propio gobierno.
Si supieran esos llegados de la isla lo que han vivido la gran mayoría de quienes ellos repudiaron, de las vejaciones que de han sido víctimas por parte de ese gobierno que ellos defienden, solo por respeto a la dignidad humana hubieran guardado silencio, pero todo lo contrario, los recibieron como una jauría enfurecida. Qué les importa a ellos lo que han sufrido y mucho menos pensar en el esfuerzo que hicieron para estar allí, no solo por lo que represente costearse sus gastos de viaje, que ningún gobierno se los pagó, sino el sacrificio de aquellos ya entrados en años, pero que aún así no se dan por vencidos y hacen todo su esfuerzo por ver si al fin pueden llegar a ver su patria libre de opresión.
Algo que también demostraron estos compatriotas venidos de la isla es que son buenos alumnos, aquel que estaba llamado a destacarse más allá de armar barullo y gritería se aprendió muy bien su libreto y fueron muy consecuentes con las reglas establecidas por su máximo líder, al aplicar los métodos que estableció desde el principio para mantener a raya a toda manifestación que perturbara la aparente calma impuesta, bajo un control que se tornaba cada vez más férreo. Recordando algunas frases que el mismo Castro pronunció en un discurso en los astilleros de mi querida ciudad de Cárdenas en el año 1963, creí oportuno mencionarlas, frases con visible tono amenazante, pues la ciudad ya estaba en la mirilla del gobierno por el toque de cazuelas que el pueblo cardenense había protagonizado un año atrás. Con sus palabras los estaba alertando de que no fueran a cometer un nuevo error que pudiera costarles caro. En esa ocasión expresó:
La Revolución no ha querido caer en posiciones extremistas nunca. …… La Revolución no quiere caer en posiciones extremistas;…. Pero dondequiera que la gusanera se agite y se aliente un poquito más allá de la medida, nosotros sabemos cómo barrerla como clase cada vez que sea necesario.
Cerrando ese mismo discurso dijo:
Y cualquiera comprende que la Revolución marcha victoriosamente, que hoy es más fuerte que nunca, que hoy tiene en todos los campos más perspectivas que nunca, y que pronto cumpliremos el quinto aniversario de la Revolución; y que, al igual que su quinto, cumplirá su quincuagésimo aniversario; mientras los traidores envejecerán y morirán rumiando su impotencia, rumiando su odio y lamentándose toda la vida de las traiciones a su patria, de haber abandonado al país para andar como andan; sin dignidad, sin honor y sin patria. Ellos no podrán decir como nosotros; ellos pueden decir “muerte”, ellos pueden decir “traición”, ellos podrán gritar “imperialismo o muerte”.
Solo nosotros tenemos el derecho a poder proclamar, con orgullo: ¡Patria o Muerte!
En cierta forma parece como si Fidel hubiera jugado el papel de profeta, pues la realidad es que pasaron más de cincuenta años desde entonces, cuando lo menos que podían imaginar aquellos compatriotas que forzados por las circunstancias tuvieron que abandonar la isla desde los primeros años es que esa dictadura duraría tanto. Creyeron que se iban para regresar pronto, pero el caso es que el hombre todavía está ahí, después que muchos de aquellos que se fueron murieron esperando el anhelado regreso a una patria libre que nunca llegó. Y mientras tanto la patria sigue dominada por un sistema que ha sobrevivido gracias a la habilidad que tienen de manipular a grupos como este que trajeron a Panamá como si fuesen los verdaderos representantes de una mayoría que apoya a un gobierno que proclaman justo, cuando no son más que marionetas del mismo. Pasadas ya cinco décadas es triste ver lo que queda de esa patria y las condiciones en que vive ese pueblo.
No hay duda que Castro ha sido un personaje que ha dejado una marca en extremo visible en la historia, y no solo en la historia sino en el corazón de mucha gente; marcas sobre todo de dolor por todo lo que han sufrido por su culpa. Vemos también como después de enfrentar serias situaciones de salud y de desaparecerse del escenario publico por largos meses dando lugar a infinidad de versiones sobre su posible muerte, y se aparece de nuevo sorprendiendo a muchos que solo esperaban ver de qué forma darían la noticia de lo que habría ocurrido quien sabe cuanto tiempo atrás, pero que por determinadas razones no habían dado a conocer. Esa es la realidad que todos conocemos, no hay otra. Es muy común el escuchar decir la tanta gente buena que muere a temprana edad, y sin embargo «a Castro mírenlo ahí todavía», comentario que he oído muchas veces. Cualquiera podría decir lo afortunado que ha sido, aunque no me atreviera a asegurar que sea ese el caso precisamente. Me inclino a pensar que la razón por la que está vivo aún apunta hacia que es de suma importancia que en carne propia y con plena conciencia experimente lo que se siente al ver derribarse ese mito que creó alrededor de sí mismo como salvador de un pueblo de las garras del imperialismo, y como exportador de revoluciones como único camino para conducir a las naciones por el camino de la libertad y la justicia, cuando la destrucción de esas naciones ha sido el resultado más visible de su proyecto. Finalmente estas solo son conjeturas de cómo pudiera ser su final, pero solo Dios para saberlo, que será el cierre del capítulo que considero más importante de nuestra historia, el que se pensó sería como especie de un capitulo eterno, pero presiento que ya está pronto a terminar. Son otras las manos y las mentes con pensamientos de vida las que se encargarán de tomar las riendas de nuestra nación para conducirla a un futuro de luz, justicia y prosperidad.
Respecto a esos compatriotas nuestros que vinieron desde la isla a Panamá, creo que les ayudaría mucho meditar en el triste papel que jugaron, pues nadie mejor que ellos para saber la realidad que vive el pueblo, que es la misma que los golpea también a ellos y por la que protestan los opositores, por lo que es imposible que no se den cuenta de la magnitud de su error. Que mediten en la forma en que se dejan manipular para tan indigna tarea, y en como podrán seguir sosteniendo que el pueblo cubano, y sobre todo el revolucionario, es un pueblo culto, con esas escenas de chusmería y violencia que el mundo entero ha podido contemplar.
Como ejercicio para el espíritu sería bueno que se pararan un buen rato frente a un espejo para ver por cuanto tiempo son capaces de sostener su propia mirada sin sentir bochorno de si mismos. No se cómo podrán seguir afirmando que en Cuba no se maltrata a nadie por el hecho de pensar diferente si frente al mundo fueron capaces de protagonizar actos tan repugnantes. Ya puede imaginar quien no sea cubano, si es que duda aún, la suerte que corre un disidente en prisión, allí donde nadie ve las injusticias que tiene que soportar.
Les anuncio que esos hermanos a quienes ustedes llaman traidores, mercenarios, terroristas, vendidos al imperio, gústenle o no, van a regresar a la Patria, a esa tierra que nos pertenece a todos los cubanos, y a ustedes, quienes están siendo cómplices de ese sistema, no les quedará más remedio que retractarse de las palabras que con tanto odio han pronunciado, odio que muy pronto se les puede tornar en vergüenza, la misma que llegado el momento los fuerce a pedir perdón a sus propios hermanos por la forma tan inhumana en que los trataron, la misma que se ha visto a lo largo de todos estos años.
Quiero terminar con un mensaje de aliento, sobre todo para aquellos que una vez más han perdido sus esperanzas y sienten que les es difícil depositarla en otra cosa pues ya no tienen idea de si queda algo en que puedan confiar. Por los cincuenta y cuatro años que en solo unos días se cumplirán desde aquel 16 de abril de 1961 cuando Castro proclamó el carácter socialista de la revolución, prueba de la forma en que le había mentido al pueblo con el único propósito de llegar al poder y una vez en él quitar del camino a todo aquel que le estorbara para hacerse del mando absoluto y así poner en marcha su plan respaldado por el Kremlin. Por esos 54 años transcurridos, los voy a dejar con lo que podríamos llamar el «Cántico de los Cubanos que regresan a su tierra Prometida», cántico que también va dirigido a nuestra isla azotada por la plaga que la ha atacado durante más de medio siglo.
Me despido por hoy con el texto del capítulo 54 del libro del profeta Isaías.
Isaías. Capítulo 54.
El pueblo de Dios vuelve a casa
(Los Cubanos del exilio vuelven a la isla)
El SEÑOR dice:
«Grita de alegría, mujer estéril.
Tú que nunca has tenido dolores de parto,
grita de júbilo y de alegría.
Pues los hijos de la esposa abandonada
serán más que los de la esposa que vive con su marido.
2 »Amplía el espacio de tu carpa y extiende las cortinas.
No te detengas.
Alarga las cuerdas de tu carpa y asegura bien tus estacas.
3 Porque te expandirás a derecha e izquierda
y tus descendientes poseerán naciones y poblarán ciudades abandonadas.
4 »No tengas miedo, porque no serás avergonzada.
No te desanimes, porque no serás humillada.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás la humillación de tu viudez.
5 Porque tu Creador es tu marido, su nombre es el SEÑOR Todopoderoso.
El Santo Dios de Israel es tu Salvador.
Él es conocido como el Dios de todo el mundo.
6 Eres como una esposa abandonada y angustiada,
como una esposa todavía joven, aunque rechazada.
Pero el SEÑOR te ha llamado y tu Dios dice:
7 “Por poco tiempo te abandoné,
pero, lleno de compasión, me volveré a unir a ti.
8 Lleno de ira me oculté de ti por algún tiempo,
pero te mostraré compasión con fiel amor eterno”.
Lo dice el SEÑOR, tu Salvador.
9 »Así como le prometí a Noé
que nunca más volvería a inundar la tierra con un diluvio,
así he prometido nunca más enojarme contigo ni amenazarte.
10 Aunque se muevan los montes y tiemblen las colinas,
mi amor por ti seguirá firme y mi pacto de paz no tambaleará».
Lo dice el SEÑOR, que se compadece de ti.
11 »Ciudad afligida, azotada por tempestades y sin recibir consuelo de nadie.
Fíjate, ahora yo pondré tus piedras sobre turquesa
y echaré tus cimientos sobre zafiros.
12 Con rubíes construiré tus torres y tus puertas con joyas.
Construiré toda tu muralla con piedras preciosas.
13 El SEÑOR enseñará a todos tus hijos,
la prosperidad de ellos será abundante.
14 La justicia salvadora te restaurará.
Estarás a salvo de la opresión y ya no tendrás nada que temer
porque el terror se mantendrá lejos de ti.
15 Si alguien te ataca, no lo habré enviado yo.
Derrotarás a todo el que te ataque.
16 »Fíjate, yo mismo creé al herrero que aviva las brasas en el fuego
y produce las herramientas para su trabajo.
Pero yo también creé al destructor para que causara ruina.
17 No tendrá éxito ningún arma que se fabrique para hacerte daño.
Demostrarás la falsedad de todo aquel
que hable contra ti en un tribunal.
Esas son las ventajas de que gozarán los siervos del SEÑOR
y la salvación que les daré.
El SEÑOR lo ha decidido así.
Este es el pacto de Dios con nuestra querida isla, el futuro de nuestra nación. Pacto al que no hay fuerza humana que se pueda oponer.
Es por eso hermanos que poco importa lo que puedan haber dicho Obama y Raúl en Panamá, que nadie pierda por ello sus esperanzas, ya bastante han tenido con el sufrimiento vivido durante tantos años. A ese pueblo de Cuba, a ese que habla con dolor en su corazón, al que se siente traicionado pues en todo aquello en que ha puesto su confianza, al final ve que no resultó, levanten el ánimo, cobren nuevas fuerzas pues el rescate viene en camino. Tu sufrimiento es la razón por la que el Dios Todopoderoso entra en el escenario para hacer por ese pueblo sufrido lo que ningún gobierno ha tenido la voluntad de hacer. Basta ya de que sigan siendo humillados.
Para ustedes hermanos, pues las circunstancias no pueden impedir que les reconozca como tales, ustedes que han jugado el rol de castigadores, tantas veces de verdugo, por ustedes también interviene Dios para que al fin sean liberados de esa ideología que lo único que ha hecho es sembrar odio en vuestros corazones, porque ustedes también han sido víctimas de ese sistema que aún defienden.
¡Qué Dios Bendiga al Pueblo de Cuba!
Discurso en Cárdenas, 1963.
Extraordinario escrito, como siempre tan real y conmovedor…. VIVA CUBA LIBRE….!!!