Sé parte de tu propio milagro. ¿Crees que nosotros mismos podamos provocarlo?
Paris, abril de 1983.
Poco después de quedarme sin trabajo por creer que Dios me estaba llamando para hacer algo relacionado con Cuba, decidí guardar aparte trescientos francos del dinero que había reunido hasta ese momento, pues con esa cantidad cubría dos meses de alquiler del cuarto que pagaba a la mitad con el otro cubano, por si llegaba a verme apretado de dinero saber que tenía dos meses asegurados, y mientras tanto iba viviendo del resto de mis ahorros, aunque no me daba por vencido en mi búsqueda de trabajo por la izquierda pues todos los días salía a recorrer las calles buscando las ofertas de empleo que anunciaban en casi todos los comercios, aunque no aparecía nada que fuera para hombres, por lo general eran trabajos domésticos. Ahorraba lo más que podía pero era evidente que de donde se saca y no se echa llega el momento en que se acaba, y si de algo estaba convencido que a ningún conocido iría a pedirle ayuda si me llegaba a ver apretado, porque cualquiera estaría en su derecho de decirme, ¿no estás así porque Dios te llamó? ..pues que ÉL te ayude. Y en realidad eso era lo que merecía después que por voluntad propia había abandonado mi trabajo cuando por mi nuevo estatus ya no era válido el permiso de trabajo. Aunque por compromiso me ayudaran, era yo el que no iba a pedir ayuda. Por eso pienso que mi compañero de cuarto estaría asustado porque aunque yo no mencionaba cuánto me quedaba de dinero, temería que cualquier momento se podía ver en tremendo compromiso. [Leer Más…]