Tras las huellas del Anticristo.
Por experiencias vividas desde principio de los años 80 creía firmemente que Cuba se convertiría en el escenario de hechos que no se ajustarían a patrones conocidos, pues respondían a la intervención de un poder superior, -de Dios, para ser más preciso-, hechos que conducirían al establecimiento de un nuevo sistema que traería prosperidad y paz a nuestra isla, y que sin duda tendría un impacto muy positivo en el resto del mundo.
Para considerar que una nación sería el escenario de una intervención directa de Dios, lo que según la expectativa de muchos cristianos pudiera considerarse como la Segunda Venida de Cristo, era necesario que antes se manifestara la oposición de fuerzas contrarias tratando de impedirlo, lo que se expresaría como un fuerte movimiento anticristiano, que en el caso cubano lo podemos identificar por el protagonismo de Fidel Castro como líder ateo, quien tras haberse mostrado tolerante en un principio hacia la iglesia católica, pues había sido protegido por la misma, siendo la interseción del cardenal Enrique Perez Serantes, Obispo de Santiago de Cuba, el hecho más conocido, para poco tiempo después declararle la guerra a la iglesia, pues una vez que tomó el camino del comunismo era imposible que fuera a encontrar aliados entre los católicos. En esencia el rol que ese líder jugaría debía ser lo opuesto al ejemplo que había establecido Cristo, aunque intentara imitarlo manifestando su interés en hacer obras humanitarias por los menos favorecidos, pero sin duda con otra intención. De cierta forma entraría en una especie de competencia con Cristo. [Leer Más…]