Continuamos con otro de los apuntes que nos ha guardado la historia sobre el personaje que parece haber dejado la marca más profunda en la vida, no solo de cubanos, sino también en muchos otros pueblos de América y el resto del mundo en los últimos cincuenta años; Fidel Castro, huella de dolor que será recordada por muchas generaciones.
Seguiremos compartiendo lo más destacado de su visita a Estados Unidos en abril de 1959, a solo tres meses de haber llegado al poder. El mismo Castro nos ayudará a conocerlo más de cerca, a arrojar un poco más de luz sobre su persona, sobre ese mito que durante décadas ha rodeado su figura.
Son muchos los que no necesitan de más información para completar el cuadro que tienen sobre su paso por la historia de nuestra nación, pero hay detalles sobre hechos ocurridos hace ya cincuenta y seis años que creo vale la pena que se conozcan cuando son tantos los que nunca tuvieron acceso a esta información, sobre todo en un momento en que a pesar del acercamiento que se está operando entre Estados Unidos y Cuba, la oposición interna no cesa de seguir siendo rechazada con violencia. Momento en que parece resurgir un romance entre ambas naciones, similar a aquel al que parecía poder augurársele un feliz futuro en 1959, pero es de todos conocido la forma como terminó.
En esta ocasión compartiremos el artículo que salió publicado en el Diario de la Marina el 21 de Abril de 1959 sobre la visita que dos días antes había efectuado el líder de la revolución cubana a la Universidad de Princeton. Dicho artículo apareció con el siguiente título: