Fue un día 18 de octubre de 1967 que se convocó al pueblo cubano a una concentración masiva en la Plaza Cívica José Martí para ofrecer una velada solemne a la memoria del Che Guevara quien había caído en Bolivia hacía solo unos días. El máximo líder de la revolución tuvo a cargo el discurso, el cual estuvo colmado de elogios hacia la figura del guerrillero heroico por el ejemplo de entrega total que había dado por la libertad de los pueblos, y hay una parte de dicho discurso de Fidel a la que creo necesario hacer referencia, tomado textualmente de www.cuba.cu/gobierno/discursos/, donde Castro dice:
<«Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!»
Che se ha convertido en un modelo de hombre no solo para nuestro pueblo, sino para cualquier pueblo de América Latina. Che llevó a su más alta expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria.>
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