¿Por qué tenemos un Apóstol los cubanos?

Dedicado a nuestro Apóstol a los 160 años de su natalicio.

No quería dejar pasar este día 28 de enero sin de nuevo dedicar unas letras a nuestro Apóstol a los 160 años de su nacimiento, aunque ya en otro artículo consideré el salmo 144, por los años transcurridos desde que Martí publicara su primer trabajo en 1869. El Apóstol no abrazaba del todo el credo religioso dominante en aquel momento, aunque diría que en su persona podemos encontrar rasgos muy similares a la persona de Jesús en lo que a sensibilidad humana se refiere. No quiero que tomen la comparación literalmente pues muchos pudieran argumentar que Martí solo representa una imagen muy estropeada de Cristo, porque su vida personal fue un desastre, y cómo si hablaba tanto de amor se decidió por la guerra como el único camino a la libertad, dándole prioridad por encima de la familia. Por supuesto que no ignoro esos detalles en la vida del apóstol.

Sé que el papel de Cristo en la historia fue único y no tengo un vasto conocimiento en estas cosas como para identificar a algún otro personaje de la historia con quien compararlo, pero en nuestro caso particular como cubanos, pienso que la imagen que Martí nos dejó establece marcadas diferencias con respecto al del resto de los pensadores a lo largo de nuestra historia. No ignoro a otros como el Padre Félix Varela, al que se conoció como «el hombre que nos enseñó a pensar» y quien casualmente murió el mismo año en que nació nuestro Apóstol, 1853. En Martí había algo que le daba un toque diferente, que sin ser un devoto líder religioso nos dejaba ver un ser lleno de compasión y de espíritu en extremo sensible.

¿A partir de cuándo se le conoce por apóstol? Si alguien tiene la información le agradecería que la compartiera y así todos nos enteramos. Apóstol es un término ligado principalmente a la religión, y los primeros en llamarse apóstoles fueron los seguidores de Cristo, entrenados para dar a conocer la nueva doctrina del amor y el perdón. Sus seguidores fueron los portadores de ese nuevo mensaje, de donde viene el calificativo de apóstoles. En lo que respecta a Martí lo podemos ver como el iniciador de una gran reforma moral quien abogaba por un sistema de creencias que giraba alrededor del amor al hombre y a la Patria, a la bondad, a la justicia y la verdad, de lo que fue un elevado exponente. Era sin duda un ejemplo que valía la pena imitar, aunque haya venido en una época también difícil de nuestra historia.

Me temo que sobre el tema del amor tenemos mucho más disponible de Martí que del propio Jesús, y en un lenguaje mucho más explícito que el lenguaje bíblico. Aunque la de Martí tampoco fue una larga vida, nos dejó una gran cantidad de experiencias y pensamientos en los que manifiesta de manera sencilla lo que es el amor en lo cotidiano de la vida. ¿Habremos aprovechado los cubanos ese mensaje de nuestro apóstol en toda su magnitud? El mensaje de Jesús puede que no hiciera tanto impacto porque, identificado con una religión, había más riesgo que se rechazara, pero, ¿y el mensaje de Martí? ¿Le habremos sacado en verdad provecho a ese privilegio que tuvimos los cubanos? Analizando cuál ha sido el papel que hemos jugado a través de los años de seguro podremos encontrar la respuesta.

Insisto en que no intento poner a Martí a la altura de Cristo sino tratar de encontrar, si es que existe, un paralelo entre los mensajes que ambos nos dejaron, Jesús para los judíos y Martí para los cubanos. A veces separamos tanto el ser divino del humano que consideramos como un imposible intentar imitar las virtudes del divino pues nos parece resultaría inalcanzable, pero resulta que cuando esas virtudes están en el humano con frecuencia no nos damos ni cuenta. Intentando ver más humano al divino, mucho más parecido a nosotros, puede que  resulte mucho más fácil imitarlo.

Para lo trascendente del mensaje que nos trajo Martí nos pudiera parecer que murió demasiado pronto. Tanto sacrificio durante toda su vida para aparentemente exponerse a la muerte en circunstancias tan poco sensatas, es como si no tuviera mucho sentido, muy inteligente para muchas cosas pero ante la muerte pareciera ser el estúpido que se ofreció de mansa paloma para que lo mataran. Podemos preguntarnos, ¿qué más hubiera aportado de haber vivido por más tiempo? Pienso que vino en tiempo pero que también se fue a tiempo, ya no tenía nada más que aportar en lo que a su propósito se refiere, y puede que le hubiese resultado muy difícil continuar su tarea en un entorno que con frecuencia le resultaba tan hostil dada su forma de pensar . Por supuesto que también tenía una responsabilidad como esposo y padre, pero quién sabe si su presencia física solo hubiese representado una amenaza constante para la tranquilidad de la familia, la que difícilmente hubiese podido disfrutar. Martí había venido a recordarnos un mensaje que estaba muriendo entre nosotros los cubanos, mensaje de hermandad que al parecer no recibimos, en cierta forma imitando a los judíos que tampoco habían aceptado el mensaje de Jesús. ¿Es que el el fondo éramos también judíos y de nuevo recibíamos el mismo mensaje solo que por otro mensajero y de forma mucho más real al estar desprovisto de ese toque de divinidad que nos hace pensar que es demasiado elevado para nosotros?

Quería dejarles un texto de las escrituras, el Salmo 53, por una simple coincidencia, el año en que nació, 1853. No se trata de leer por leer sino hacerlo con conciencia de realidad, confiando que aunque sea una sola frase entre todas, algo tiene que decirnos; una guía, una expresión que quizás sea el reflejo de la vida de nuestros hermanos en la isla, creyendo que de alguna forma recibiremos luz para ir enfrentando nuestros días por venir y así mantener viva la esperanza de que llegará una salida para todos.

Salmo 53
(Reina Valera Contemporanea)

Insensatez y maldad humana

Dentro de sí dicen los necios: «Dios no existe.»
Corrompidos están. Sus hechos son repugnantes.
No hay nadie que haga el bien.

2 Desde el cielo, Dios observa a la humanidad
para ver si hay alguien con sabiduría que busque a Dios.

3 Pero todos se han desviado; todos a una se han corrompido.
No hay nadie que haga el bien; ¡ni siquiera hay uno solo!

«4 ¿Acaso no piensan esos malhechores,
que devoran a mi pueblo como si fuera pan, y jamás invocan a Dios?»

5 Ellos se estremecerán de miedo allí, donde no hay nada que temer.
Dios esparcirá los huesos de los que te asedian;
Dios los desechará y los dejará en vergüenza.

6 ¡Que venga de Sión la salvación de Israel!
 ¡Cuando Dios haga volver a su pueblo cautivo,
¡se alegrará Jacob, se regocijará Israel!

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¿No te entusiasma la idea de regresar a Cuba? No te enfoques en esa Cuba actual que tienes en la mente pues esos pensamientos solo te sirven para asegurar que lo nuestro no tiene remedio. Si solo consideramos el verso 6, aunque no es el único, nos dice. «¡Que venga de Sión la salvación de Israel!«, que para nosotros puede ser sinónimo de….. «que venga de Dios la salvación de Cuba«. ¡Cuando Dios haga volver a su pueblo cautivo! ..Para los judíos el pueblo cautivo es el que estaba fuera, el que iba a regresar. Eran dos pueblos separados, como el nuestro, por lo que termina diciendo..»¡Se alegrará Jacob, se regocijará Israel!« …representando el encuentro de ambos después de la cautividad.

¿No te animas hermano a abrazar ese sentimiento?

 

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