Después de décadas sin cambios en la política de Estados Unidos respecto a Cuba, el repentino cambio en las relaciones ha agarrado de sorpresa a la inmensa mayoría, convirtiéndose el hecho en el tema que mayor cobertura ha tenido en los medios de comunicación en los últimos días. El impacto se ha reflejado no solo en los círculos cubanos sino que ha llamado la atención hasta de quienes apenas se interesaban por el problema de Cuba.
La realidad es que los anuncios que se hicieron el pasado 17 de diciembre como culminación de varios meses de conversaciones, muy bien disimuladas por cierto, ha generado controversias de todo tipo. Muchos lo celebran mientras que otros sienten haber sido traicionados, entre estos últimos no solo las víctimas de la dictadura castrista tanto en el exilio como dentro de Cuba, incluyendo a los disidentes que pacíficamente reclaman sus derechos, muchos de ellos encarcelados, quienes han visto la forma en que el presidente norteamericano ha dado legitimidad al sistema que los ha oprimido y marginado por ya medio siglo. Un perdón concedido a una dictadura que tiene para muchos de nuestros compatriotas un amargo sabor a traición pues es mucho el sufrimiento que hay de por medio. Hay otro grupo que no dudo se sienta traicionado también, aunque a este creo que se les pase pronto la incomodidad cuando se enfoquen en el provecho que le puedan sacar, y ese el grupo de simpatizantes de línea dura dentro de Cuba que hasta ahora habían estado cacareando consignas en contra del enemigo yanqui del norte, cuando de buenas a primeras se han visto forzados a cambiar el contenido de sus consignas, o a callarse, porque ya el yanqui que no se esperaba que cediera en su política hacia Cuba resulta que no es tan malo como se decía. [Leer Más…]